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Conozca cuatro desafíos que afrontan los pacientes ostomizados y cómo puede extenderles la mano


Eliezer P. se levanta cada mañana con una gran misión: retornar a su cama con vida y sin una actitud dolorosa acuñada en su mente. Este joven de 32 años es un paciente ostomizado. ¿Qué quiere decir esto? Debido a un diagnóstico de cáncer de colon que recibió hace tres años, un coloproctólogo, previa realización de estudios especializados, decidió realizarle una ostomía, es decir, una abertura artificial (estoma) en el abdomen del paciente por donde expulsará las heces y los gases que se depositan en el intestino y otros fluidos corporales que serán contenidos en una bolsa.

Ariel Heredia, médico coloproctólogo boliviano, asegura que la ostomía en palabras sencillas, es una terapéutica que tiene el propósito de llevar hacia el exterior partes del órgano, ya sea el intestino delgado, el intestino grueso o el aparto urinario, para preservar patologías y complicaciones. Esto, según el especialista puede tener múltiples causas, desde la enfermedad de Chagas, un tratamiento temporal, acumulación de materia fecal hasta algún tipo de cáncer.

“La ostomía puede aplicarse en niños, jóvenes y adultos. El mayor rango, sin embargo, es en la edad media y adulta y muchas veces con patologías comprometedoras. En Bolivia no existe una distinción de género, pero en Latinoamérica se registra mayor cantidad de casos en pacientes del sexo masculino”, comenta.

Un grupo de investigadores concluyeron tras realizar la investigación “Cambios en la vida del paciente ostomizado”, difundida en la Revista Médica indica que “vivir las 24 horas del día conectado a una bolsa de colostomía repercute en todos los aspectos de la vida del paciente y, por supuesto el psicológico. Por eso el paciente necesita apoyo multidisciplinario desde la parte perioperatoria, la terapia individualizada que se enfoquen a aceptar la nueva condición”, expresan. (Ver aquí).

De acuerdo con la Asociación Boliviano de Ostomizados (ABO) tienen registrados 500 personas que viven como pacientes ostomizados, de las cuales, un 80% se encuentran en Santa Cruz.(Ver aquí).

“Las personas que afrontan esta realidad asumen tres comportamientos: tratan de evitar su condición, lo niegan y se vuelven pacientes dependientes y otros que buscan el lado positivo para, por ejemplo, unificar aún más los vínculos familiares”, explican en la Revista Médica. Entre los desafíos que enfrenta un paciente ostomizado están:

1. Se readecua la ropa y la imagen corporal

Debido al uso de equipo recolector, las personas ostomizadas tienen que modificar el modo de vestir, utilizando, ya sea vestidos o poleras largas y anchas con el propósito de ocultar el uso de equipo recolector. Al afectar la imagen corporal, en diversos casos también llega a alterar su autoestima, frenándolo, por ejemplo, para salir y compartir con familiares y amistades. ¿Cómo ayudarle? Participando en la elección o confección de cada prenda incluyendo un toque personal.

2. Cambios en la intimidad y la vida sexual

Diversos estudios explican que las personas con ostomías, tienen diversos cambios en su vida íntima. Por ejemplo, al tener una baja autoestima su deseo sexual tiende a disminuir llegando incluso a negarse a dormir con la pareja. “Los varones manifiestan, en muchos casos, disfunción eréctil y las mujeres lo que se conoce como dispareunia. Estos cambios, sin duda, generan situaciones de estrés, conflictos en parejas que deberían incluirse en un proceso de adaptación”, comentan en el estudio de la Revista Médica.

3. Nuevos hábitos alimentarios para evitar problemas digestivos

Los hábitos alimentarios precisan ser modificados radicalmente como una estrategia para evitar la flatulencia excesiva, eliminaciones de gases y otras complicaciones como, por ejemplo, la diarrea. Así, los pacientes ostomizados aprender a controlar sus alimentos con rigurosidad, absteniéndose de algunas comidas. Entre estos alimentos están las verduras crudas o cocidas, carne de cerdo, leche pura, huevo, pescado, frituras, azúcar y bebidas gaseosas, entre otros. Los relatos muestran que los ostomizados dejan de comer en lugares públicos debido al miedo de pasar vergüenza por causa de la eliminación de

gases. ¿Cómo acompañarlos? Preparando en familia los mismos alimentos que no dañen su salud y que, además sean ricos.

4. Restringen el tiempo de interrelación con otras personas

Las relaciones sociales fuera del domicilio generan sentimientos de inseguridad provocados por el temor a que suene, a que se llene la bolsa colectora, a que pueda salirse parte del contenido o a que se desprenda del cuerpo, pudiendo comprometer la reinserción social. “La función de eliminación forma parte de la intimidad con connotaciones que exceden lo fisiológico, considerándose algo repulsivo y sucio. Se ven obligados a adaptar sus relaciones sociales restringiendo el tiempo que permanecen fuera del domicilio o las actividades realizadas. Muchas personas con ostomías encuentran en las asociaciones de ostomizados un ambiente de comprensión y refugio en el que sentirse seguros y aceptados”, comentan en Revista Médica.

“Es necesario promover que las personas que miran de manera rara a un paciente ostomizado es porque no conocen de esta terapéutica. No es por un rechazo sino por falta de conocimiento. Una vez su propio entorno decida colaborar puede realizar ejercicios, ir a la piscina, asistir a eventos sin perjuicios. Si cambiamos la manera de ver un paciente, sin duda, cambiaremos su forma de afrontar la nueva realidad”, expresó.



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