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¿Cuál es la relación entre tu salud mental y el sistema inmunológico?


“Salud mental” y “sistema inmunológico”, dos temas que han tomado mayor protagonismo a lo largo de este último año pandémico, en el que muy probablemente fuiste parte de ese grupo de personas que atravesó un cúmulo de sensaciones como depresión, ansiedad, soledad, incertidumbre, estrés o hasta pánico, por los cambios y adaptaciones que obligó la crisis sanitaria, en tiempo récord. Quizás también escuchaste, entre tu círculo de amigos o familia, que ponerse nervioso es contraproducente porque los altos niveles de estrés, bajan las defensas ¿qué tan cierto es esto?

En repetidas ocasiones, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han sido enfáticas en lo favorable que es aprender a controlar las emociones y trabajar en una conducta prudente, para evitar consecuencias físicas, a raíz de sobresaltos emocionales. La OPS ha explicado que, en diferentes estudios realizados a nivel global, se ha identificado que las personas ansiosas, nerviosas, excesivamente preocupadas o miedosas, sufren cambios en la química de su organismo; es decir, generan mayor cantidad de la hormona cortisol, lo que eleva el estrés y afecta directamente al sistema inmunológico; consecuentemente, sube el riesgo de contraer enfermedades e infecciones.

Desde el punto de vista de la psicología, la especialista Ninet Samos Daroca, psicóloga & Magíster en Salud Mental Comunitaria, explica que entre la salud mental y el sistema inmunológico existe “una relación de causa y efecto, pues las personas sienten de acuerdo a lo que piensan; si son optimistas, se sentirán con el ánimo alto y su cuerpo trabajará de forma normal. Al contrario, si piensan de manera pesimista y dramática, sentirán tristeza, estrés o angustia, consecuentemente su cuerpo trabajará de forma inadecuada y sufrirá daños”. La experta añade que esto no sólo puede afectar al sistema inmunológico, sino también a cualquier parte del organismo: “En gran medida los síntomas del cuerpo son el resultado de las emociones, generadas por nuestra forma de interpretar la realidad”, detalla.

En el plano científico, los expertos han puesto mucho foco en analizar esta relación. En los resultados de un estudio, publicado en 2020, en el que participó el Centro de Investigación en Ciencias de la Salud del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Roehampton en Inglaterra, se afirma que algunos “pacientes de enfermedades autoinmunes son más susceptibles a los trastornos mentales, sin embargo, la existencia de mecanismos celulares y moleculares específicos detrás de la comorbilidad de estas patologías está lejos de ser completamente aclarada”. (Ver aquí)

Lo que se ha podido identificar, de forma preliminar, es que personas con patologías psicológicas como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), ansiedad o depresión, generan la proteína Inmunomodulina, que, aparentemente, provocaría cuadros de ansiedad pues, al limitar la generación de la misma, esas conductas se atenúan.

El hallazgo derivó de un estudio en ratones, en el que los roedores con altos niveles de dicha proteína, comenzaban a tener conductas exageradas, por ejemplo, cavar, correr o arreglarse en exceso. Lo positivo de estos descubrimientos, es que supondrían el desarrollo de nuevos tratamientos en base a anticuerpos ya que “neutralizar la proteína Inmunomodulina ayudaría a controlar la ansiedad que generan algunas patologías psicológicas como el TOC”, señala el estudio, al mismo tiempo que aclara que por el momento no se ha demostrado cómo la  Inmunomodulina altera la conducta; lo que los expertos creen es que la proteína “interviene en  los genes de las células cerebrales relacionadas con distintos tipos de trastornos”.

El Departamento de Cerebro y Neurociencias del Instituto Metropolitano de Ciencias Médicas de Tokio, ha podido comprobar que “las proteínas anormales se agregan y se propagan en las enfermedades neurodegenerativas”; lo anterior, dicen los expertos científicos, “ayudará al desarrollo de fármacos modificadores de trastornos mentales”. (Ver aquí o Ver aquí).

Lo que hasta el momento es un hecho, es que los pacientes de enfermedades autoinmunes tienen mayores probabilidades de sufrir trastornos mentales como ansiedad, depresión, TOC, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), lo que aumenta la necesidad de poner el foco a mitigar este mal. En el último año, el Director General de la Organización Mundial de la Salud, el Dr. ‎Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha insistido en que los países deben trabajar en programas que velen por la salud mental y el bienestar de las sociedades pues la pandemia del coronavirus ha llegado a interrumpir y empeorar la atención de este tipo de patologías, que ya era precaria previo a la crisis sanitaria.

“La pandemia está provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental. El duelo, el ‎aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo están generando o agravando trastornos de salud mental. ‎Muchas personas han aumentado su consumo de alcohol o drogas y sufren crecientes problemas de insomnio ‎y ansiedad” (Ver más aquí).



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